miércoles, 10 de octubre de 2018

VELOCIDAD MÍNIMA



      Sandra sube al colectivo y mira a los pasajeros como si fueran parte del decorado. Mecánicamente, ella toca el timbre para bajar en el mismo lugar, todos los días , para las mismas labores. El chofer tampoco habrá de terminar su recorrido jamás. El único terror que se apodera de Sandra, del resto de los pasajeros y del chofer es que no se active una bomba al final de la jornada.










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