sábado, 20 de octubre de 2018

Lagri-mal



Hubo un tiempo en que el dolor
fue un gesto austero.
Las caras de Jano
dieron
a la humanidad
la primera incertidumbre:
juzgar la guerra o la paz
como soluciones posibles.

Las historias eran templadas.
La espera de Penélope
era una madeja.
La maldad del mundo,
apenas un molino.
El espacio del llanto
transformó el orbe.


Hubo entonces,
intentos
de rastrear
de la lágrima,
el génesis.
Hubo un grupo de licenciados
definiéndola
en los bordes del otoño.
Hubo coordenadas precisas
en el silencio de Atacama.
Hubo científicos
vertiendo incluso,
la sangre
de quienes amaban.
Una prueba empírica
debió perderse en la nada.


Hubo  una larga cronología
de plañideros.
La enumeración
de acuíferas inmensidades.
De ojos negros y pardos.
De ojos azules, verdes,
violáceos  y amarantos.
Se tuvo a Homero en la cuenta
de los ojos blancos.

Y con todo esto, 
se alcanzó arremolinar más el caos.
De codos en la ventana,
con los labios levemente separados,
en postal de noticia estúpida
está el que descubre
el despliegue barroco
de llorar.
En la pampa extensa
es la obviedad
que consuela  los siglos.
Y  persiste.

#otoño   Concurso #otoño Zenda libros

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. La vida es un misterio infinito. Me encanta lo que escribis.

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  3. Que actual te siento lágrima de otoño. Científicos vertiendo incluso, la sangre de quienes amaban. La prueba empírica debió perderse en la nada.

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